Cada vez más necesario tener una plantilla motivada y competitiva, pero también es más complicado debido a la crisis que existe en muchos países, y que tiene a todo el mundo desmotivado, y aún más si hablamos de los que trabajamos en México. Dada la complicada situación que se vive en este país, es bueno que los trabajadores lleguen al trabajo y estén motivados, contentos, alegres y con ganas de trabajar.
La actitud depende en gran medida de la motivación(es) que tiene uno en la vida, tanto personal como laboral, familiar, etc., y todas ellas al final están interrelacionadas.
Por ejemplo, una persona desmotivada en casa, arrastrará parte de ello al trabajo, y viceversa. En cambio una persona motivada puede darlo todo. Por eso, cuando hablamos de que es la motivación, podemos preguntar directamente: ¿Qué es lo que impulsa a un ser humano a dar lo mejor de sí?
Motivación laboral
Lo que impulsa a las personas es su deseo de alcanzar una meta u objetivo, y también es verdad que para algunas personas este deseo es mayor o es mejor. Digamos que hay gente más conformista y gente más exigente, y de ello dependerá la tenacidad con la que persigan sus metas.
El primer paso para poder mejorar la motivación laboral de un trabajador, es conocer cuáles son sus metas, si es posible, tanto laborales como personales. Partiendo de la base de que todos trabajamos a cambio de algo, sabemos que con ese algo la persona quiere alcanzar unos objetivos personales. En el caso de algunos, reconocimiento laboral, ascender, y realizarse profesionalmente. Para otros, simplemente dinero para pagar algunos gustos, o para mantener a la familia, comprar casa, cambiar el coche, viajar, etc. Lo que nos lleva a diferenciar en dos tipos de objetivos, los objetivos a corto plazo (dinero para gustos, coche, un viaje) o los objetivos a largo plazo (ascender profesionalmente, comprar una casa, familia).
¿Cómo motivar a los empleados?
Bien, y ahora que sabemos porque trabajamos, o porque trabajan nuestros empleados, ¿cómo podemos motivarlos?
Lo más importante, conocer los objetivos y motivaciones de cada uno. Así podremos conducirlos al éxito, y un trabajador con éxito aportará más a la empresa.
Jamás comparar entre sí a ningún empleado. Es el mayor causante de frustración que puede haber. Cada uno trabajamos de un modo diferente, a un ritmo diferente, y con unos objetivos diferentes. Podemos guiar para que mejoren, pero jamás comparar.
Interesarse por las personas también es importante. Que el empleado sepa que se cuenta con él, que no es un número más, que no es ‘el de las fotocopias’ sino ‘Martin Ruiz’, y que es un ser humano con sus alegrías y sus problemas. Esto crea un vínculo emocional más grande que genera fidelidad del empleado con la empresa.
Es importante que en la oficina haya un buen sentido del humor. No se trata de contar chistes constantemente, pero es mejor una risa de vez en cuando que el silencio de una biblioteca si queremos que los empleados estén a gusto, e ir a trabajar no sea algo aburrido para ellos.
También es bueno que los empleados compartan actividades de equipo, y si son de ejercicio físico, mejor. El hacer actividades fuera de la oficina, personaliza el trato entre empleados, así se humaniza a aquella persona que parece tan seria o que siempre está triste, y esa confianza puede ayudar a que los mismos compañeros acaben motivándose entre sí.
Seguridad. La seguridad es más que necesaria en una empresa. Si queremos que un empleado se concentre en sus tareas, tiene que saber que su puesto no corre peligro, que lo está haciendo bien, y que está valorado. Saber que tiene trabajo, que cobrará a final de mes, y que podrá ir consiguiendo sus objetivos, hará que enfoque su energía en la empresa, y no la pierda lamentándose o buscando otro trabajo.
El reconocimiento. Pequeñas dosis de reconocimiento son como el agua que alimenta una planta. Una palmadita en la espalda en el momento adecuado es una inyección de optimismo y seguridad que brinda al empleado más ganas de trabajar y de trabajar mejor. Un aumento de sueldo en un momento concreto, un reconocimiento público al lograr un gran objetivo, etc., conseguirán que el trabajador o la plantilla sigan cogiendo aire para dar un poco más.
Mejorando la motivación a los empleados
-
Como mantener motivados a los empleados
La adecuación del empleado a su puesto de trabajo. Ya desde el momento de la contratación, tenemos que ver si esa persona además de estar preparada para el puesto para el que le contratamos, también le gusta y se va a sentir cómodo con él. Un empleado que no está capacitado para el puesto que va a ocupar, se va a desmotivar, ya sea por aburrimiento si sus capacidades son mayores, o por estrés si son inferiores.
Integración y acogida de nuevos empleados. Es muy importante que todos los empleados se sientan parte de la empresa, del equipo, pero más importante aún que se sientan así los recién llegados. La integración del personal en el equipo es primordial para que la comunicación fluya y el buen ambiente se contagie de unos a otros, generando optimismo y ganas de trabajar, sabiendo que todos forman parte de un equipo, que no hay nadie en el banquillo.
Marcarnos metas y objetivos. Tanto la empresa como el trabajador individual, deben tener unas metas y objetivos que alcanzar en cada periodo de tiempo dentro de la empresa. Igual que las empresas se ponen un objetivo de facturación cada año, y que intentan cumplir, cada trabajador debe tener objetivos personales y de equipo, que les anime a superarse y colaborar todavía más por el bien común.
Buena valoración salarial o económica. Puede parecer un tópico, y aunque hoy en día el dinero ya no es lo primordial, todavía es la forma más directa de valorar a un trabajador. Hay que evitar crear agravios comparativos entre trabajadores del mismo puesto, y valorarlos por lo que aportan. Quizá una parte en variable también hará que los empleados se impliquen más, dado que quien más aporta, más se beneficia, y con ello la más beneficiada al final es la empresa.
Incentivos y premios. Si bueno es marcar objetivos y metas, mejor es premiarlos. Aunque pudiera sonar como un juego, nos da ilusión tener beneficios o premios por el trabajo bien hecho. Se llama reconocimiento y puede ser desde una paga extra, días libres, un regalo, un premio en forma de viaje, etc. Hay muchas maneras de motivar, y cada empleado tiene diferentes necesidades.
Mejora de las condiciones de trabajo. No es motivador no tener las herramientas adecuadas para trabajar. Por ejemplo que un contable tenga que utilizar papel, lápiz y calculadora para llevar la contabilidad en lugar de un software apropiado, o que un delineante tenga que hacer los planos a mano con tinta china, y competir con programas avanzados que utiliza la competencia. Además de las herramientas directas, podemos hablar de las indirectas, como tener una cafetera y un pequeño office con Microondas por si alguien quiere comer, o una zona de descanso cuando la gente trabaja en tareas de mucha concentración, etc. Una oficina bien acondicionada y unas buenas herramientas de trabajo lo hacen todo mucho más sencillo.
Formación y desarrollo profesional. Todos los empleados suelen tener como objetivo ascender y mejorar su posición en la empresa, tanto por profesionalidad como por el aumento salarial. Ver que tienen formación, que les ayuda a hacer las cosas mejor, más eficientemente, y con más calidad, les motiva. Y al hacerlo, comprenden que también pueden ascender si llegan a un nivel de conocimiento y práctica adecuado.
Evaluación del rendimiento. Aquí entramos en un terreno más complejo. En la mayoría de casos, ni el propio trabajador es consciente de si trabaja realmente bien. Se puede tener la sensación de que se es productivo, pero que la realidad sea diferente. Para saberlo hay diferentes técnicas, ya sea por objetivos cumplidos, por ventas, o por medición de productividad en función de tareas realizadas en un periodo de tiempo.
En resumen, hay muchas herramientas que nos permiten mejorar la motivación del trabajador, muchos puntos a tener en cuenta y que dependen de la empresa. Pero al final todo se resume en una frase: felicidad en el trabajo.